Leyes rigurosas

La práctica del tiro al blanco tiene leyes rigurosas. La seguridad de atletas, oficiales del Polígono y los espectadores requiere continua y cuidadosa atención en el manejo de las armas y su movimiento en la galería del Polígono….El papel del blanco debe registrar los impactos sin deformación o desgarro excesivos…. En la  posición  "LISTO" el brazo del tirador debe apuntar hacia abajo en un ángulo no mayor de 45 grados. El brazo no debe tener movimiento visible en esa posición mientras espera la aparición del blanco móvil. Pero estos fundamentos no tuvieron cabida cuando escucho un ruido a sus espaldas, en la habitación de su casa. Tanteó a oscuras el arma cargada que estaba en la mesita de luz. Quitó el seguro, se volteó y disparó. Sólo escucho un quejido que susurraba ¡Papá!.

En el crepúsculo persiste

Cuatro pinturas fueron necesarias para retratar ese día en Oslo, cuando Eduard Munch, caminaba con sus amigos, cerca de los fiordos. Eduard sintió un grito infinito que atravesaba la naturaleza, rugiendo desde sus entrañas. El ruido de la explosión se había escuchado a miles de kilómetros. El sol, las nubes, el cielo se tiñeron de rojo sangre. Algo osado y triste se percibió en el aire. Krakatoa había estallado.

Espejo

En la oquedad de los espejos

¿se guardará los reflejos del tiempo?

¿Será un cofre de imágenes mudas?

Distintas, casi iguales.

Bellas. Toscas. Profundas.

¿Se distinguen sus pliegues?

¿Los colores se ocultan?

o todo brilla allí

en espirales de espuma.

¿Qué tendrán los espejos

que de mi alma sepultan?

¿Tienen suaves destellos?

¿Tienen sol y su luna?

o sólo allí contienen

mil figuras que insudan.

La duda me arrebata.

El perfil me transforma,

incluye lo que soy,

lo que fui está en penumbras.

El tiempo va creando 

en su superficie arrugas.

Un golpe condensado

en su quiebre lo inunda.

Cual filo de puñales

la imagen sangra, llora.

Por las venas de plata

se escaparon sus obras.

Un hombre que mira la noche

Cuando el astronauta salió de la estratosfera simplemente era un hombre que mira la noche. Desde ese minúsculo espacio del cosmos, su planeta se ha convertido en una pelota de béisbol. Todo se reduce a un punto en la inmensidad mientras su nave avanza hacia un mar negro. Tan sólo las estrellas, faroles de los dioses, acompañan su ruta.