06 abril, 2011

A modo de prólogo

Los hechos pueden no ser reales,
las emociones si.


Cuando somos jóvenes solemos escribir desde versos hasta historias fantásticas. Muchos lo hemos hecho.
Luego llega una etapa de la vida en que replegamos esa costumbre, algunos avergonzados de nuestra intrepidez, otros considerándola pura sensiblería, pocos perduran atesorando el don de la escritura. Pero cuando el reloj de nuestra vida nos marca la mitad del tiempo transcurrido nos replanteamos todo aquello que dejamos de hacer y que nos fascinaba. Allí volvemos sobre nuestros pasos perdidos.

Podría decir que en estos relatos breves no hay historias completas, son imágenes instantáneas donde se reflejan sentimientos.

Aquí puede que encuentres la misma sensación pero con otro rostro, en otro lugar y por diferentes motivos.

Seguramente tuviste una impresión semejante en algún momento de tu vida.
Solamente te invito a recrearla.

1 comentario:

Beatriz Cáceres dijo...

Es muy bonito...

En concreto, este no es mi caso...Yo no he tenido la costumbre de escribir...lo mio era pintar. Daba igual, sobre una servilleta, en una tapa de libreta...
Mi amor por escribir, es un descubrimiento bastante reciente...y estoy contenta por ello.

Un beso