
Algunas veces le cuenta lo que hizo en el día, en otras ocasiones, cuando su memoria inmediata se lo impide, usa las imágenes pasadas: el día que se conocieron... cuando la esperaba en la puerta de la droguería donde ella trabajaba... el día que le propuso casamiento...
Recuerda los momentos difíciles que pasaron juntos y también los alegres... cuando llegaron las hijas.... y después los nietos.... Le habla de sus 63 años juntos.
- Mamá, mañana voy al cementerio ¿querés venir? -le dijo la hija. Y ella contesta sin dudarlo
- Sí, desde ya.
Y al día siguiente van juntas a comprar flores blancas y alguna rosa.
Cuando llegan Carmen dice:
- Si vengo sola me pierdo. ¿Cómo puede ser?
Mientras la hija la ayuda a bajar del auto y repite una vez más:
- Por acá mamá, es la séptima fila, a la derecha.
Y ella lo busca con la mirada nublada de lágrimas hasta que lo encuentra.
Besa su foto y le habla en voz baja.
Y llora, llora, llora.
Mientras la hija limpia el monumento, cambia el agua de los recipientes y acomoda las flores.
Carmen llora, llora, porque allí es el único lugar donde hace su duelo.
Y luego caminan lentamente por los senderos, mientras gira su cabeza y dice suavemente "hasta pronto".
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