07 enero, 2013

Hasta pronto


Carmen habla con su esposo todos los días, hasta quedarse dormida.
Algunas veces le cuenta lo que hizo en el día, en otras ocasiones, cuando su memoria inmediata se lo impide, usa las imágenes pasadas: el día que se conocieron... cuando la esperaba en la puerta de la droguería donde ella trabajaba... el día que le propuso casamiento...
Recuerda los momentos difíciles que pasaron juntos y también los alegres... cuando llegaron las hijas.... y después los nietos.... Le habla de sus 63 años juntos.
- Mamá, mañana voy al cementerio ¿querés venir? -le dijo la hija. Y ella contesta sin dudarlo
- Sí, desde ya.
Y al día siguiente van juntas a comprar flores blancas y alguna rosa.
Cuando llegan Carmen dice:
- Si vengo sola me pierdo. ¿Cómo puede ser?
Mientras la hija la ayuda a bajar del auto y repite una vez más:
- Por acá mamá, es la séptima fila, a la derecha.
Y ella lo busca con la mirada nublada de lágrimas hasta que lo encuentra.
Besa su foto y le habla en voz baja.
Y llora, llora, llora.
Mientras la hija limpia el monumento, cambia el agua de los recipientes y acomoda las flores.
Carmen llora, llora, porque allí es el único lugar donde hace su duelo.
Y luego caminan lentamente por los senderos, mientras gira su cabeza y dice suavemente "hasta pronto".


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